viernes, 14 de mayo de 2010

Vereda cuatro















Sé la voz y sé que soy
siendo en las sendas,
sé su voz suavizada,
sé mi nombre y sé
de lo poco que soy.
Saber es tanto
en este escaso tramo,
saber que el repique
de una retama
nos hace más sabios,
saber del renuevo,
esperarlo, sumarse,
en definitiva,
al asalto
de lo que sobre nosotros
anda. Sabiduría de dentro,
esa estancia duradera,
silencio y sima flotando
y nosotros ante su deseo.





.

3 comentarios:

  1. Damián, he transitado en silencio por sus veredas. Invitan a ello. Hoy escojo la palabra, incitada tal vez por la belleza ondulada y blanca del suave zigzaz que recoge la imagen y que tan bien ha sido traslada al poema: una "Senda" que traza de principio a fin con la grafía y el sonido de ESE "Saber" del "Silencio", que invita a la introspección y propicia a descubrir-se , "Sé que Soy y lo Poco que Soy", en un escaso TRamo, en el Repique de una Retama y en la espera del Renuevo. Nada es gratuito, el fonosimbolismo alimenta y amplía el significado y el contenido del poema, fondo y forma convergen en el binomio hombre y naturaleza. Me quedo al asalto y flotando en la leve sima a la que me conduce el poema y la vereda.

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  2. Cierta es esa sabiduría del caminante por las veredas de la vida; cierta es la voz que acompaña, los signos que nos dejan personas, paisajes, gestos, tiempos...
    Gracias por visitar mi blog. Debajo de tu comentario está la contestación a tu interrogante sobre la "garra" que surje de la hierba.
    Un beso y feliz fin de semana.

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  3. Me gusta el simbronear de esta vereda, latigazo de víbora, silencioso y mortal, abre sus escamas al inicio pero no vemos el final, no sé si me conduce a una sima o si es sólo un vaivén, un cintureo del camino. Habrá que dejarse llevar, transitarlo, mascullando la experiencia para ser más sabios como bien dices, de estancia duradera.
    Un saludo, caminante.

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