viernes, 7 de mayo de 2010

Vereda tres




Claro que ayuda el color. Parte de él
somos y a él volvemos como demanda.
Al menos yo. Y tú, vereda, has de sentirte
dichosa así, entreverada de verde, siendo
el amarillo quien restriega a mis ojos y
alimenta tu línea y tu codicia paralela.
Andar por ti, vereda, cada año percibir
la tierra y su pujante aventura de color.
Enloquecer no sería lo propio para decir
porque uno es sobrio en la cordura,
que también sobra decir ésto, sobriedad
y cordura al unísono, pues ya se entrañan.
Pero por un extraviado orificio me permito
el alucinador verbo del color y yo mi callada
por respuesta.






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4 comentarios:

  1. La primavera se asoma a tu vereda y la tiñe de hermosos colores. Disfrútala, que los demás lo haremos con tus letras.

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  2. Soy de otro páramo -sur de León-, aunque hace mucho que vivo en Madrid. Cuando es posible, cuando vuelvo a ser de mi tierra, cuando puedo patear las veredas o senderos del páramo, lo hago como lobo solitario: con placer animal: A VECES CREO TENER SU OLFATO Y LEVANTO LA NARIZ HUSMEANDO - sobre todo si busco setas de cardo-. Un saludo. Tus veredas. abiertas al infinito del espacio y el pensamiento, al abismo del ser...

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  3. Abrir los ojos, contemplar lo que se nos ofrece... Las veredas se nos tornan acuarelas, de repente. Abrir oídos, escuchar la música que se nos regala. Silencios de gala, adornados de breves o caprichosos trinos.
    Abrir olfato, tocar, beber el viento... Todos los sentidos están preparados para gozar el prodigio de estos caminos de nuestra geografía que se tornan obras de arte porque los cielos así lo quieren.
    Un gusto pasear por tu pradera. Me has recordado las mías de un rinconcito de Salamanca.
    Saludos

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  4. Magnífica esta nueva vereda Damián, ese amarillo tan estridente y ese verde chirriando a la vez, no caben dudas que la primavera ha estallado! Con el texto logras trasmitir tu gozo por la naturaleza y la noble tierra, mi imaginación vuela a los versos de el gran Claudio Rodriguez.
    Gracias por compartir estos recorridos, mi alma urbana y acorralada por el asfalto los recibe agradecida.
    Un cordial saludo eterno caminante

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